En todas las ciudades de nuestro país existe una amplia cartera de viviendas antiguas de gran superficie que suponen, para sus propietarios una fabulosa oportunidad de generar ingresos mediante el alquiler o la venta. ¿Cómo conseguirlo? Una buena idea es segregar una vivienda en dos.

Por eso cada vez un mayor número de propietarios se plantean la opción de segregar su vivienda en dos. Es decir, dividir una inmueble grande para hacer dos viviendas más pequeñas y de esta forma tener dos vías de ingresos en lugar de una sola.

Este proceso requiere realizar una inversión inicial importante para la reforma, ya que se crearán dos viviendas independientes y se deben cumplir unos trámites para evitar problemas legales pero que, como veremos más adelante, puede proporcionar interesantes ventajas.

Objetivos de segregar una casa en dos partes

Los objetivos que se persiguen a la hora de segregar una vivienda en dos pueden ser diversos. Por ejemplo:

  • Intención de alquilar o vender una de las dos viviendas y obtener unos ingresos extra.
  • Querer conseguir mayor rentabilidad de una inversión
  • Hacerlo con el objetivo de dividir la vivienda familiar entre dos cónyuges que se separan
  • Para ceder una de las dos viviendas a un familiar

Podemos definir la segregación de una casa como el acto mediante el cual modificamos el registro de una vivienda para crear dos propiedades independientes de una propiedad que antes era única.

El equipo de profesionales consultores inmobiliarios de Gilmar sabe cómo asesorarnos en todo el proceso de segregación de una vivienda, conocen los trámites necesarios y los posibles costes en los que se va a incurrir, así como las múltiples ventajas que ofrece llevar a cabo esta inversión.

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Ventajas de segregar una vivienda en dos

Existen diversas situaciones en las que es interesante segregar un inmueble en dos, algunas a consecuencia de la necesidad económica o de espacio, y otras, que buscan la inversión y la obtención de una mayor rentabilidad. Sea cual sea el motivo que nos lleva a segregar una vivienda en dos son varios los beneficios que aporta. Veamos a continuación algunos de los más importantes:

  • Disponer de una nueva vivienda para un familiar, la independencia de los hijos o herencias. Al dividir una vivienda grande en dos más pequeñas podemos ayudar a nuestros hijos a independizarse ante la imposibilidad de que accedan a una vivienda propia. También puede darse el caso de realizar la segregación de una vivienda unifamiliar para facilitar la repartición de la herencia en el futuro.
  • Reducción de gastos. Cuando los propietarios de una vivienda grande ya no necesitan tanto espacio para vivir se plantean reducir los gastos de mantenimiento de ésta y llevar a cabo la división de la vivienda en dos más pequeñas como forma de ahorro, ya que hacerlo se traduce en una reducción de esos gastos.
  • Mejorar las posibilidades de venta o alquiler. Las viviendas grandes son más caras, por lo que tanto si queremos vender como si queremos alquilar, al reducir su superficie conseguimos que el precio sea más bajo, ayudando a que se venda o se alquile más rápido. Además, vendiendo o alquilando cada parte por separado puede aportar lo mismo o incluso más que una única propiedad grande. Para saber más, en este artículo explicamos cómo elegir entre vender o alquilar una vivienda.
  • Obtener mayor rentabilidad de una inversión. Al segregar una vivienda en dos se podrá alquilar o vender una o ambas partes obteniendo una mayor rentabilidad frente a tener una única vivienda. En el caso de una venta la rentabilidad puede llegar a alcanzar el 40%. En el caso de un alquiler, las rentas pueden incrementarse entre un 20% y un 30%.
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Permisos y trámites para dividir una vivienda

Para realizar la segregación de una vivienda en dos es necesario llevar a cabo diversos trámites:

  • Autorización administrativa. La concede el órgano correspondiente del ayuntamiento o la comunidad autónoma donde se ubica la vivienda. Es esencial que antes de realizar la reforma se compruebe tanto la normativa estatal como la Ley del Suelo, las normas de urbanismo de la comunidad autónoma y del ayuntamiento, y la Ley de Propiedad Horizontal. Estas normas las establecen los criterios de habitabilidad mínimos referentes a estancias y tamaños, que debe cumplir una vivienda para ser habitada. La Ley del Suelo y la Ley de Propiedad Horizontal exigen una autorización administrativa para dividir la vivienda.
  • Permiso de la comunidad de vecinos. Será necesario el acuerdo de las 3/5 partes de los propietarios y que representen al menos 3/5 partes de las cuotas de participación. No obstante, si en los Estatutos de la Comunidad está ya recogida la posibilidad de dividir las viviendas no será necesario la aprobación de la Junta de propietarios.
  • Redistribución de las cuotas de la comunidad. Al dividir una vivienda habrá que llevar a cabo una redistribución de las cuotas a pagar en la comunidad ya que se calculan en proporción a la superficie de cada vivienda y ésta ha variado, generando dos más pequeñas.
  • Proyecto de obra y licencia de obra mayor. Un arquitecto será el encargado de realizar el proyecto de obra que contemple la normativa del Código Técnico de la Edificación, en cuanto a densidad de las viviendas y requisitos mínimos de habitabilidad. Las nuevas viviendas deberán disponer de una entrada independiente, de una superficie mínima y de aislamiento térmico y acústico entre ellas.
  • Cédula de habitabilidad de los inmuebles. Al finalizar la obra se debe tramitar la cédula de habitabilidad en el Ayuntamiento e inscribir los inmuebles en el Registro de la Propiedad.
  • Escritura ante notario e inscripción en el Registro. Cada vivienda resultante deberá contar con hoja registral propia. La división de la vivienda debe hacerse obligatoriamente en escritura pública para acceder al Registro de la Propiedad.