Con más de dos meses de retraso desde lo inicialmente previsto, el Plan Vivienda 2018-2021 ha sido finalmente aprobado con una dotación de 1.443 millones de euros. Este presupuesto, supone un 62,5% más que los 888 millones de euros con los que contaba el anterior plan de vivienda para el periodo 20013-2016.
En una anterior entrada sobre la demora del Nuevo Plan de Vivienda del Gobierno, desde Gilmar manifestamos la necesidad de desarrollar planes de esta índole. Pues una de los principales retos a los que va a tener que hacer frente el sector inmobiliario es garantizar el relevo generacional y permitir que los llamados “millenials” puedan acceder al mercado de la vivienda como compradores o arrendados.
Sin duda, la experiencia que se observa en otros países de nuestro entorno señala que las ayudas públicas y la colaboración público-privada son claves para solventar estos desafíos. Por ello vamos a analizar las principales características del recién estrenado Plan de Vivienda 2018-2021.

Características generales del Plan de Vivienda 2018-2021

Desde la presentación del borrador de este plan en mayo del año pasado, hasta lo finalmente dispuesto desde el Ministerio de Fomento, se han producido ciertos cambios que se han traducido en las siguientes novedades. Por primera vez, se subvencionarán promociones de titularidad privada además de las promociones públicas. Las ayudas en esta materia alcanzan hasta 36.750 euros por vivienda a construir y destinar al alquiler con un límite del 50% de la inversión.
El precio mensual del alquiler de estos inmuebles será de hasta cinco euros y medio por metro cuadrado. También se subvencionará proyectos con hasta 31.500 euros por vivienda con un límite del 40% de la inversión. En este caso, el precio del alquiler será de un máximo de hasta siete euros mensuales por metro cuadrado.
La otra novedad es que por primera vez, se dan ayudas para la rehabilitación de viviendas unifamiliares en el medio rural, incrementándose las ayudas en un 25% en los casos de rehabilitación y regeneración urbana en los municipios de menos de 5.000 habitantes. Los posibles beneficiarios de esta ayuda serán jóvenes cuyos ingresos mensuales no superen en tres veces el IPREM.
El precio máximo de adquisición deberá ser de 100.000 euros y la ayuda alcanzará hasta un máximo de 10.800 euros con un máximo del 20% del precio de compra. En caso de rehabilitación de vivienda en zona rural, las ayudas para rehabilitación ascenderán hasta los 12.000 euros por vivienda, con un límite del 40% de la inversión.Junto a estas novedades, el Plan de vivienda 2018-2021 da continuidad a programas de ayuda ya iniciados en el plan precedente.

Ayudas para alquileres y subvenciones a la eficiencia energética

Se concederán ayudas para alquileres de hasta 600 euros al mes y, excepcionalmente, de hasta 900 euros. El límite de la ayuda será el 40% de la renta para los menores de 35 años, lo que implica una ayuda de entre 240 y 360 euros al mes. Se podrán beneficiar de ellas aquellos que ganen hasta tres veces el IPREM. En el caso de los mayores de 65, el tope de la ayuda llegará al 50% del alquiler, lo que se traduce en hasta 390 euros al mes. También se dará continuidad a los programas para poner a disposición de familias desahuciadas viviendas desocupadas de bancos y otros propietarios.
El precio del alquiler deberá ser igual o inferior a 400 euros al mes. Finalmente, el actual plan mantendrá las subvenciones para la rehabilitación urbanística y mejora de la eficiencia energética de los inmuebles. En lo que respecta a eficiencia energética, la subvención será de hasta 12.000 euros por vivienda unifamiliar y de 8.000 euros para inmuebles en edificios. La de rehabilitación será de 12.000 euros por casa, con un límite del 40% de la inversión, y se dará prioridad a aquellas cuya antigüedad sea anterior a 1996.
Si quieres saber más, en este artículo explicamos si es obligatorio el Certificado de Eficiencia Energética para alquilar una vivienda.

Críticas que ha suscitado el Plan

Pese a que todo Plan de Vivienda que incentive al sector es bienvenido, el actual plan presenta algunas carencias que han hecho que se susciten ciertas críticas hacia él. Una de las principales es en cuanto a su suficiencia. España es de los países desarrollados que menos recursos dedica a ayudas al acceso de vivienda.
En concreto, según los últimos datos de la OCDE España está a la cola invirtiendo sólo un 0,01% de su PIB en esta partida muy alejada del 1,41% del PIB que dedica Reino Unido, el 0,83% de Francia o el 0,6% de Alemania. Situación que no parece que se vaya a revertir con un plan únicamente dotado de 1.443 millones de euros a repartir entre 2018 y 2021.
La otra crítica que ponen los expertos es que hay una descompensación en el esfuerzo que pone el plan en ayudas directas al alquiler y el que dedica a tratar de aumentar la oferta de viviendas para ser arrendadas. Este mayor esfuerzo dedicado a ayudas directas al alquiler en relación a la promoción de un parque de viviendas a arrendar incentiva que la demanda crezca a mayores ritmos que la oferta, con lo que el Plan corre el riesgo de acelerar aún más la escalada de precios de los alquileres.
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