Se estima que en todo el mundo, alrededor de 150 millones de personas (el 2% de la población) no tienen un hogar en el que vivir. De toda esa cifra, casi dos millones de personas se encuentran en los países desarrollados. Recientemente, la OCDE ha publicado un informe alertando de que en la última década el número de personas que no tienen una casa en donde vivir ha crecido significativamente en varios países como Australia, Chile, Gran Bretaña, Francia Islandia, Irlanda, Letonia, Luxemburgo, Países Bajos, Nueva Zelanda, Portugal o Estados Unidos.

España por el momento no es de los países en donde el sinhogarismo se haya acentuado más, pero no por ello deja de ser un problema que haya que abordar si no se quiere que empeore. Las principales excepciones a la regla en el mundo desarrollado son Noruega y Finlandia que en el mismo periodo han logrado una drástica reducción del 40% del número de personas sin hogar. Todo ello con ambiciosos programas a nivel nacional y con colaboración público-privada entre el Estado y el sector inmobiliario con un papel crucial en ello.

Desde Gilmar nos hemos querido hacer eco de este problema y cuáles han sido los mecanismos que se han demostrados más útiles para solucionar este problema.

¿Qué causa y quiénes sufren principalmente el sinhogarismo?

Varios son los factores que han propiciado que en los últimos años el número de personas sin hogar haya crecido en las economías desarrolladas. Entre ellos destacan el endurecimiento de la accesibilidad a una vivienda, la crisis económica, las migraciones y fallos de las instituciones y órganos de justicia.

Pero entre las causas del sinhogarismo también están factores individuales y del entorno familiar como la pérdida del trabajo, la violencia de género, trastornos mentales o la adicción a las drogas. Todos estos elementos hace que el fenómeno del sinhogarismo por género afecte en mayor medida a mujeres que a hombres; por edad, a jóvenes sin empleo y a personas con edad avanzada que dispongan de ingresos muy bajos; y por nacionalidad, a las personas migrantes.

Los estudios también revelan que dentro de los niveles similares de pobreza el contar o no con un techo donde vivir es un factor clave para propiciar la reinserción de esa persona, siendo esta mucho más factible cuando se dispone de un hogar que cuando no. Por otra parte, el no tener vivienda supone un coste vital y de salud drástico para las personas que lo sufren. Se estima que la esperanza de vida de un “sin techo”, de quienes sufren el sinhogarismo, es 30 años menor que la media de la población del país en el que vive.

Fuente: OCDE

¿Qué medidas son útiles para atajar este problema?

Como señalamos anteriormente, Finlandia es uno de los países con mayor éxito en la reducción del número de personas sin hogar o sinhogarismo. En su programa la principal innovación fue reemplazar el alojamiento temporal con viviendas de alquiler social permanentes a largo plazo. El apoyo político sostenido y coordinación entre los ministerios y niveles de gobierno ha sido fundamental para el éxito de Finlandia, continuando a través del segundo programa nacional de personas sin hogar (PAAVO II) y el posterior Plan de acción para las personas sin hogar en Finlandia 2016-2019.

El plan de acción tiene como objetivo prevenir la exclusión social mediante la incorporación del enfoque de Vivienda Primero (Housing First) como política nacional. En la práctica, esto significa garantizar que la vivienda esté asegurada, siempre que un individuo ingrese al sistema de servicio social. Para asegurarse de poseer un stock suficiente de vivienda de alquiler social la colaboración entre Gobierno y empresas del sector inmobiliario ha sido clave.

Similar es el caso de Noruega, solo que en su caso el Gobierno ha puesto más el énfasis de prevenir situaciones de que las personas se queden sin hogar reduciendo y monitorizando los desalojos y la situación de las personas que ya se han quedado sin hogar asegurándose que pasen de situaciones de alojamiento temporal a alojamiento perpetuo (aquí hablamos por otro lado en la regulación del precio del alquiler en Berlín).

Cinco ministerios se han coordinado para garantizar el éxito de este plan contra el sinhogarismo y también el Estado con empresas del sector inmobiliario para fomentar políticas de mejoras de la calidad de las viviendas, los vecindarios y la planificación local de construcción y alquiler de viviendas.

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