“Mens sana in corpore sano”, y en este caso añadiremos “et in domum sano”. O lo que viene ser “mente sana en cuerpo sano y en casa sana”. Cada vez es más importante sentirnos bien en casa, conseguir un hogar saludable, y así se ha confirmado tras el confinamiento de 2020.
Más allá de la parte estética, la decoración de nuestra casa es el reflejo de nuestro estado anímico. Es más, nuestra casa es nuestro refugio, ¿verdad?, y por tanto el guardián de nuestro bienestar mental. Hacemos de todo por llevar una vida más sana: cuidamos nuestros hábitos alimentarios, incorporamos el deporte en nuestra rutina diaria… Entonces, ¿por qué no procurar vivir en un hogar más saludable y mejorar nuestra calidad de vida?
Índice
Consejos para un hogar más saludable
Conseguir que tu casa sea más saludable no es demasiado difícil ni tampoco implica hacer una gran inversión. Basta con seguir estos consejos:
Luz natural, fuente de energía
La luz natural no solo ilumina tu casa y hace que parezca más amplia. Los beneficios de la luz solar son incontables: estimula las defensas, mejora la salud cardiovascular, mejora el bienestar psicológico, nos ayuda a conciliar el sueño más fácilmente, nos aporta vitamina D e incluso ayuda a regular los niveles de colesterol en sangre. En resumen, la luz natural es fundamental para un hogar saludable y sano. Además, los rayos de sol que entran por las ventanas llenan cualquier rincón de vitalidad y alegría.
Para acentuar este ambiente intenta que las paredes sean blancas o con colores neutros y decora con muebles de tonos claros. Potencia aún más la luz gracias a los espejos. Sin embargo, no todas las habitaciones pueden ofrecer luz natural. En ese caso, usa bombillas LED ya que son más saludables para la visión y consumen menos.
Ventila cada día
Del mismo modo que necesitas airearte y salir a respirar, tu casa también. De hecho, es necesario ventilar correctamente la casa cada día diez minutos para limpiar el aire del interior y de ese modo conseguir un hogar más saludable. Al ventilar, se oxigena el aire de la casa, se eliminan los malos olores, se reduce la concentración de COV (compuestos orgánicos volátiles), se eliminan bacterias tóxicas que pueden estar en el aire y se regula la humedad.
Además, y aunque parezca mentira, se reduce la cantidad de polvo y el riesgo de sufrir alergias y problemas respiratorios. Abre las ventanas y ventila en el momento del día de más calor durante el invierno y, por la noche, en verano.
Una casa saludable es una casa libre de humos
O, dicho de otra manera, no fumes dentro de casa. El humo del tabaco permanece mucho tiempo en el aire y carga el ambiente, incluso si ventilas la casa a diario. Además, provoca que todos los que viven en casa tengan un mayor riesgo de desarrollar problemas pulmonares.
Procura tener siempre una temperatura estable
Una temperatura correcta en una casa no siempre es fácil de conseguir. En invierno hay días que parece que el frío se haya apoderado de todos los rincones y, en verano, durante algunas horas nos sentimos como en una sauna permanente. Sin embargo, a veces el remedio es peor que la enfermedad. Es decir, no es necesario ir en camiseta de manga corta en invierno y casi con bufanda en verano porque el aire acondicionado está funcionando a toda máquina.
De hecho, los cambios demasiado bruscos de temperatura nos hacen más sensibles de padecer enfermedades respiratorias, pues el epitelio del aparato respiratorio se daña, cosa que pueden aprovechar distintos virus y bacterias para infectarnos.
Así pues, una temperatura más bien fresca (no superior a 22°C) aporta más confort térmico, vigoriza el cuerpo y sube el ánimo. El rango de confort está entre los 17°C en invierno y los 24°C en verano.
Controla la humedad
Al igual que con la temperatura, el exceso de humedad es tan malo como la falta de humedad.
En un ambiente demasiado húmedo puede aparecer moho y provocar congestión nasal, irritación de garganta, de ojos, daños en la piel o incluso puede ser responsable de reacciones alérgicas graves. Pero es que el exceso de humedad también propicia la aparición de los hongos. Si no hay una limpieza a fondo, pueden desarrollar alergias. O si los hongos aparecen en la cocina pueden contaminar los alimentos con bacterias. Además, pueden causar enfermedades dermatológicas.
En un ambiente seco también hay problemas, pues tanto las mucosas del epitelio respiratorio como la piel y los ojos se resecan, provocando molestias y, en el caso del sistema respiratorio, haciéndonos más susceptibles de sufrir infecciones.
Para medir la humedad puedes usar un higrómetro. El nivel ideal de humedad en casa no debería ser inferior al 35% ni superior al 50% a lo largo de todo el año. En caso de que salga de este rango, puedes corregirla con aparatos deshumidificadores o humidificadores.
La importancia de los colores
La elección de los colores a la hora de decorar no debería tomarse a la ligera. De hecho, los colores son emociones (o más bien el reflejo de estas). Y es que la cromoterapia estudia los efectos de los colores en la mente y en nuestro bienestar. Así pues, los colores pueden cambiar nuestro estado de ánimo, ayudar a combatir una migraña, a subir o bajar la temperatura corporal e incluso a abrir nuestro apetito. En un hogar saludable los colores de las estancias son, pues, muy relevantes. Veamos algunos ejemplos:
- Blanco: Hace que todo se vea más limpio y ayuda a sentirnos con más ánimo.
- Azul: Perfecto para relajarse y conciliar el sueño, sobre todo si se combina con el gris. En los dormitorios amplios, es perfecto.
- Arena: Es un color muy versátil que se puede usar en cualquier rincón de la casa. Relaja y calma la ansiedad.
- Verde: Es el color más relajante para el ojo humano. Por eso es capaz de crear ambientes tranquilos y a la vez frescos.
- Amarillo: Aporta alegría. Es un color cálido que, en sus tonalidades más ocres, es ideal en la decoración de los salones.
No a los químicos
En un hogar saludable la limpieza debe hacerse evitando cualquier producto que contenga componente tóxico. A la hora de comprar productos de limpieza opta por los ecológicos, aquellos que tengan certificación Ecocert o BDIH. Otra alternativa es usar productos naturales como vinagre de limpieza, bicarbonato, aceites esenciales…
El orden y la limpieza son clave
No hace falta ser Marie Kondo para que tu casa sea más saludable. Sin embargo, el orden es un aliado básico para conseguir una mayor calidad de vida. Decora con piezas multifuncionales con almacenamiento incorporado y, de ese modo, será más fácil crear espacios ordenados.
Cuando la casa está ordenada, la limpieza es mucho más sencilla (y rápida). Y es que limpieza y orden van ligados de la mano. Un buen mantenimiento sienta las bases de un hogar saludable. Revisa periódicamente la casa para ver si hay grietas en las paredes, tuberías con fugas o humedad y repáralo todo lo antes posible. Mejora la eficiencia energética del hogar y reduce su huella de carbono ahorrando agua y optando por electrodomésticos que ahorren electricidad.
Di adiós a la contaminación acústica
Un hogar saludable es un hogar silencioso. Intenta reducir los ruidos tanto del exterior como del interior. Por ejemplo, cuando tengas que cambiar un electrodoméstico intenta que sea lo más silencioso posible. Respecto al sonido exterior, puedes intentar aislar el interior con ventanas de doble cristal. Un hogar silencioso promueve el bienestar psicológico. En cambio, la contaminación acústica deteriora la calidad de vida, especialmente si dificulta la conciliación del sueño por la noche.
Apuesta por lo natural
Utiliza materiales naturales y libres de tóxicos para conseguir un hogar más saludable. Elige muebles de madera natural (sin barnices ni pinturas) así como los suelos convierten los ambientes en cálidos y acogedores. Las telas 100% naturales como el algodón, el lino, la lana son transpirables y cómodas de usar. Opta por ellas cuando quieras tapizar algún mueble. Sustituye el plástico o el teflón de las sartenes por recipientes de cristal o cerámica. Y las pinturas que sean de base mineral, transpirables y ecológicas, como las de silicato, cal o caseína.
Decorar con plantas, un must en un hogar saludable
Llena tu casa de plantas y flores, mejoran la salud y potencian la sensación de bienestar. Además, hay muchas plantas decorativas de interior que purifican el aire y eliminan sustancias químicas nocivas, como, por ejemplo, la palma areca (Dypsis lutescens), la cinta (Chlorophytum comosum), el helecho espada (Nephrolepis exaltata) o el lirio de la paz (Spathiphyllum wallisii), entre otro.
En 2018 la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó la Guía de Vivienda y Salud donde explica que un hogar saludable es un elemento fundamental para la prevención de enfermedades y mejorar las condiciones de vida. En Gilmar, trabajamos para conseguir ese objetivo y así mejorar la calidad de vida de nuestros clientes.